
El Fútbol Clásico siempre tiene uno que otro tomo que espera ser desempolvado del estante para dar a conocer las proezas de grandes jugadores del pasado. Algunos reconocidos por ser genios adelantados a su época, otros por ser fundadores de grandes instituciones o simplemente partícipes de selecciones que estuvieron en el momento y tiempo indicados para tocar el cielo. Otros en cambio, nos han dado lecciones de vida mediante el deporte; valores que traspasan el juego y llegan a áreas políticas o derechamente ideológicas. Una de esas historias es la del FC Start, equipo ucraniano que en medio de la opresión nazi se dió el lujo de vencerlos en cancha y morir antes de renegar de sus colores y los de su país. Una muestra conmovedora de honor, coraje y amor patrio únicos en la historia del Fútbol Mundial.
* * El Invasor * *
El contexto de esta historia gira en torno a la Segunda Guerra Mundial, donde el fútbol – como siempre – era pieza clave para las pretensiones de popularidad del dictador de turno. Ya había ocurrido en 1936 cuando Adolf Hitler quería mostrar la “superioridad de la raza aria” en los Juegos Olímpicos, para repetir el libreto en el Mundial de Francia 1938, esta vez aprovechándose de los austriacos y su equipo maravilloso conocido como el “Wunderteam”, donde brillara el legendario Matthias Síndelar. Aquel equipo austriaco ganó la medalla de plata y los laureles del globo; motivación suficiente para ser “requeridos” por el seleccionado del Tercer Reich, donde Austria ya había sido anexado. Un molde idoneo de reclutamiento deportivo para los nazis, que también fue ejecutado en los paises de la Europa del Este a inicios de la década de los 40.
“Para el Führer era muy importante hacerle creer al pueblo alemán que obtener la victoria en Francia (o en culquier ámbito mediático del deporte ciertamente), era más importante que cualquier conquista de algún pueblo del este” (Joseph Goebbels, ministro de propaganda de Hitler)
“El 11 de marzo de 1938 las tropas alemanas invadieron Austria y anexaron su territorio al Tercer Reich, en un operativo llamado “Anchluss”. El seleccionado alemán había tenido la incorporación de cinco jugadores de Austria, ellos eran Hahnemann (eterno suplente de Sindelar, quién al negarse a participar de la selección alemana fue empujado al suicido en 1939), Raftl, Skoumal, Stroh y Neumer, nación recién anexada por el austríaco Adolf Hitler y la cual había clasificado para el mundial, el seleccionado germánico antes de comenzar el partido realizaba el típico saludo nazi y lucía la cruz esvástica en el escudo de su camiseta y toda la simbología nazi del poder”
La Batalla de Kiev (1941): Así como ocurrió con la invasión austriaca, Ucrania estaba dentro de la “Operación Barbarroja” que era un plan de invasión de Europa del Este, o más bien dicho, una operación que buscaba atacar a la Unión Soviética e invadirla paulatinamente mediante las Fuerzas del Eje. Para los ucranianos, el nombre designado era el de “Operación Defensa de Kiev”, que tuvo su inicio el 7 de Julio de 1941 cuando la Wehrmacht, o Fuerza de Defensa Alemana, comenzaron su intento de ingresó a territorio ucraniano, pero no fue hasta el 17 de Septiembre cuando comenzaron a cerrar el cerco e invadir la ciudad. Las fuerzas militares soviéticas se vieron muy afectadas, pero gracias a los contraataques del llamado Ejército Rojo, el plan de invasión de Hitler y el Tercer Reich se vió anulado; finalizando la batalla un par de años después. La historia del FC Start comienza desde mucho antes, con el Ejército Rojo como punto de inicio y con la Wehrmacht como el rival a quien se debe humillar. Una pleito – o desastre estratégico – tremendo representado en un partido de 90 minutos.
“Y aunque el jefe del Estado Mayor alemán Franz Halder, – no sin razón – lo llamó “el error estratégico más grande de la campaña del este” – entendiendo que todos los esfuerzos se deberían haber centrado en Moscú – Adolf Hitler la llamó “la batalla más grande de la historia universal”. En cambio para el Ejército Rojo supuso una derrota tremendamente dolorosa, aunque quizás la primera ocasión en la que las tropas nazis sufrían verdadera resistencia por parte del bando oponente en aquella “Blitzkrieg” o Guerra Relámpago”
* * El Dínamo Rojo * *
El Dínamo de Kiev fue uno de los fundadores de la Primera División Soviética, iniciada en la primavera de 1936. El Dínamo era un club muy popular en Ucrania, ya que era el único club “no ruso” que peleaba en las grandes lides deportivas del gigante socialista, enfrentando a clubes moscovitas – dominadores absolutos de la liga – como el Dínamo de Moscú y el Spartak de Moscú. El Dínamo de Kiev hasta antes del verano de 1942, obtuvo un más que digno sub-campeonato y un tercer lugar. Terminada la crisis soviética en 1945, el Dínamo logró reinventarse y obtener títulos, hasta el punto de convertirse en más laureado de la Liga Soviética, y el representante internacional por excelencia de la URSS hasta su disolución en los 90’s. Nacido en 1927, el Dínamo de Kiev era la rama de fútbol de la Sociedad Deportiva Dínamo, a raíz de una mezcla de fuerzas y aportes de la Policia y el Ejército Rojo, he ahí la relación con estos últimos. El fútbol a inicios de los años 30 se hizo muy popular en las latitudes orientales de Europa, y su financiamiento provenía del estado. Una vez consumada la invasión nazi, la temporada de 1941 quedó inconclusa, y por consiguiente, la razón de ser no solo del Dínamo, sino que de la actividad se había extinguido de golpe.
Narran los dichos, que ante el desolador panorama de la ciudad, la indigencia y la cesantía eran cuestión de cada día. Fue en la panadería estatal número 3 donde un checoslovaco llamado Josef Kordik, hincha del Dínamo, reconoció a Trusevych, ex-portero del popular club, en deplorables condiciones. Los jugadores también eran personas, y por ello no era novedad verlos buscar empleo en las proximidades de dicha panadería. Kordik perfectamente pudo pedirle un autógrafo al que fue su ídolo, pero en vez de eso le ofreció trabajo y le encargó la misión de reunir a sus ex compañeros de equipo para revivir los bellos dias en que el Dínamo salía a la cancha. Probablemente sin imaginarselo, la idea del panadero tomaría ribetes dignos de una leyenda.
“Cuenta la historia que en medio de aquel deflagrador clima, Josef Kordik un checo colaboracionista que ejercía como panadero, paseando por las calles de la maltrecha Kiev reconoció a uno de aquellos indigentes. Era la imponente figura de un tipo delgado, casi famélico, pero muy alto que le miraba con el demacrado rostro del que un día había sido su ídolo: Nikolai Trusevych, el gigantón guardameta del Dinamo de Kiev. Aquel equipo que le había transportado a tardes alegres en las que aún se podía soñar y por los que merecía dar un paso al frente desafiando a las autoridades alemanas. Por ello Kordik no dudó un instante, contrató a Nikolai como barrendero en su panadería, encargándole además una misión muy especial: encontrar a todos sus compañeros. Trusevich los fue reclutando uno a uno a la vez que Kordik les buscaba ocupación en su panadería, así hasta completar un equipo de once futbolistas. Mientras tanto los alemanes siguen adelante con su plan y pretenden que la ciudad retome la organización habitual previa a la invasión, aunque sometida al opresor yugo de la esvástica. Así ponen en marcha una Liga de fútbol en la que participarán seis equipos, uno de ellos el FC Start“
La Primera División Hitleriana (?), constaba de 6 equipos. El también inscrito FC Start, representado por el rojo que era también el color del gremio de panaderos que les salvó de vivir en la pobreza absoluta (o al menos, eso creian), no era más que el alma del Fútbol Soviético nadando contra las olas opresoras, un barco pintado con los colores del Dínamo de Kiev y el Lokomotiv. Quizás el mayor obstáculo fue el deplorable estado físico de los futbolístas, que si bien tuvieron que enfrentar a soldados altamente capacitados, no tenían mucho que hacer ante profesionales, por muy desnutridos y enfermos que estuviesen. El Start a pasos agigantados comenzó a hacerse un nombre entre tanto fango nazista (?) y se convirtió en un fenómeno social que, como no, los nazis podrían utilizar para su conveniencia.
“Allí, entre entre harina, levadura y sal, nació el FC Start, un equipo de nuevo cuño formado por integrantes del Dinamo y por futbolistas del Lokomotiv. Los integrantes originales de aquel heroico equipo fueron ocho nombres que pasaron a los anales de la historia del fútbol primero, y de la Segunda Guerra Mundial después. Ocho jugadores del Dinamo de Kiev formaban la columna vertebral del equipo. Eran Nikolai Trusevich, Mikhail Putistin, Ivan Kuzmenko, Makar Goncharenko, Mikhail Sviridovskiy, Nikolai Korotkykh, Aleksey Klimenko y Fedor Tyutchev; el resto del Start lo completaban tres jugadores de otro equipo de Kiev, el Lokomotiv: Vladimir Balakin, Vasiliy Sukharev y Mikhail Melnik. Todos presentaban un lamentable aspecto físico, hasta el punto de que algunos de ellos estaban afectados de neumonía, y la mayoría no había comido de manera decente en los últimos quince días (!)” (Cita: Blog de @Madestro)
“Me escondía en la casa de mi suegra (NotadeCT: Con esto, ya demuestra que estaba desesperado). Nikolai me contó la idea y lo ayudé a encontrar al resto de los muchachos. Estábamos desesperados, necesitábamos comida y techo. No se podía elegir” (Makar Goncharenko)
Para los nazis, el deporte siempre fue sinónimo de propaganda. Para Kordik el hecho de tener a un plantel profesional bajo sus órdenes le significaba la excusa ideal para hacer caja fácilmente a través de acuerdos de partidos amistosos con miembros altos del Tercer Reich. Que mejor; un torneo donde el FC Start la rompa, sea sensación, para finalmente ser derrotado por un combinado nazi. El Tercer Reich demuestra su superioridad ante el pueblo, la ciudad crea una falsa imagen de retorno a la normalidad a través del fútbol, y los panaderos solucionan sus dramas económicos, aún si 11 hombres arriesgan su integridad. Es solo un juego nefasto y vil, donde el FC Start no debe ganar. No tienen otra opción.
* * Once Panaderos, Once Soldados * *

El periplo futbolístico del Start comenzó en el patio de la panadería donde entrenaban. Los cracks soviéticos trabajaban arduamente durante el día y gran parte de la madrugada, para luego presentarse en el rectángulo verde ante rivales de otras latitudes. El primer partido fue el 7 de Junio ante el Rukh, equipo favorito de Georgi Shvetsov, colaboracionista, ex jugador, instructor de deportes y encargado de la liga (!). El FC Start aún con una mochila de cansancio sobre el hombro, derrotó inapelablemente a los nacionalistas por 7-2. Dos semanas después, el día 21, el Start jugó ante el seleccionado de la Guarnición Húngara; los panaderos rojos, casi en las mismas condiciones, derrotaron por 6-2 a los de la tierra de los “magiares mágicos”, muy famosos y respetados en Europa por lo logrado en el Mundial de 1934. El 5 de Julio, los jugadores del Start – que comenzaron a recuperar su estado físico – enfrentaron al seleccionado de la Guarnición Rumana, reforzada con elementos alemanes. Los conjuntos militares ya no eran rivales para estos profesionales “disfrazados” de prisioneros de guerra, y fue así como el FC Start ganó sin condón (?) por 11-0. El Start, de manera fugáz, ya era digno de historias de cantina y parte del alimento diario para el alicaído ego ucraniano, un símbolo de resistencia y orgullo.
Quizás sin pensarlo, el legado del Dínamo de la noche a la mañana se comenzó a transformar en un estorbo para los altos cabecillas nazis; ya que no era solo un buen negocio para Kordik, o un juguete desechable para los alemanes. El Start era la encarnación de una esperanza que parecía perdida, un fuego al que los nazis temían, y que podría expanderse descontroladamente en el alma de esa gente que ellos daban como muertos en vida. No podían permitirlo.
“No tenemos armas, pero venceremos en la cancha a los fascistas bajo los colores de nuestra bandera” (Nikolai Trusevych)
Las palabras del portero rojo eran peligrosas, ya que meterse públicamente con el Tercer Reich no era como inhabilitar a algún dirigente corrupto o atacar por la prensa a Selman (?), la integridad física estaba en juego y ante el efectivo poder de “persuación” de los nazis, no había como ganar. El día 12, el Start derrotó por 9-1 a un combinado de trabajadores del Ferrocarril Militar, para luego jugar ante el PGS, un equipo íntegramente alemán; vale decir un equipo “ganador por derecho”. A los soviéticos no le importaba este pseudo protocolo, y derrotó sin tapujos a los nazis por 6-0. Aquel 17 de Junio fue el punto de inflexión en la relación de este equipo con el que era ahora su mundo. El día que oficialmente se transformaron en soldados del Ejercito Rojo en cancha. Dos días después y tras una expresa y “pacífica” petición del Tercer Reich, los rojos enfrentaron al MSG.Wal Húngaro, a priori un equipo más capacitado futbolísticamente. Tal vez un experimento previo para ver el real potencial del Start, quien para molestia de los alemanes, pasaba con relativa facilidad cada uno de los intentos de denostación de los nazis, que veían al FC Start como un factor de desmoralización para las Fuerzas del Eje y una peligrosa inspiración para la nación ucraniana. El Start derrotó 5-1 a los húngaros en la ida, y dos días después (El 21 de Julio), los derrotó ajustadamente por 3 a 2.
“Después de aquellos resultados, el valeroso Start había agotado el vaso de la paciencia de los nazis. Derrotar a aquel conjunto de fútbol se había convertido en una situación enquistada para el Tercer Reich, y los nazis se aplicaron para llevar a cabo una venganza deportiva que sometiera, de una vez por todas, a aquellos prisioneros de guerra que vivían en una panadería, vigilados por guardias”
* * El Partido de la Muerte * *

Para el día 6 de Agosto, el FC Start fue invitado al Estadio Zenit, un coliseo romano preparado con suma cautela y meticulosidad por una organización paramilitar nazi – brigadas de elite de fuerzas especiales conocidas como las “Waffen-SS” – para generar un ambiente canivalesco, donde los ucranianos al fin serían derrotados ante un elenco altamente competitivo. La temible Flakelf de la Fuerza Aerea Nazi.
“Por el lado alemán compareció un equipo invicto formado por miembros de la Flakelf, la temible Luftwaffe alemana – las fuerzas aéreas nazis-, reforzado por varios futbolistas profesionales de Baviera. Presentaban un magnífico aspecto, una dieta equilibrada y unos flamantes uniformes negros, con una esvástica bordada en el pecho y medias con ribetes blancos”
“Este no es ni será un partido más, con un balón en juego por un título o la honrilla, sino un choque con unas connotaciones muy especiales: el nazismo contra el comunismo. Y en aquel enclave y momento histórico, un partido de alto voltaje entre los que ostentan el poder y un grupo de futbolistas que sueñan con volver a sentirse libres”
Los miembros de Flakelf eran infinitamente superiores en términos físicos, de resistencia y de equipamiento deportivo, en contraste con los jugadores del Start que no habian probado alimento alguno desde el día anterior, mostraban evidentes semblantes de cansancio y muchos de ellos estaban enflaquecidos. Su uniforme era una camiseta roja muy pesada y deteriorada, y su calzado eran botas no aptas ni para caminar (?). El árbitro Rumiano obviamente estaba comprado, y fue elegido a dedo por el Tercer Reich, quien le entregó órdenes específicas. Ignorar todo juego brusco y lesiones (!) generados por Flakelf, hostigar sutil o explícitamente al Start dependiendo de la circunstancia y por ningún motivo favorecer en algo al Start, aún si está dentro de lo reglamentario. Aún así, los ucranianos derrotaron por 5-1 a los alemanes y fueron noticia nacional. El plan del Tercer Reich falló.
“Al día siguiente, los periódicos locales de la Ucrania invadida no se hicieron eco de la victoria ucraniana, y los propios futbolistas se reunieron en la panadería, sabedores de que sus vidas tenían las horas contadas”
Los futbolistas sabían que todas las rutas llevaban al tunel del que hay que huir de la luz, y la confirmación de aquel pensamiento llegó con la citación de la Waffen-SS para un partido de revancha “único y definitorio” para el día 9 de Agosto en el mismo estadio, y por consecuencia, con las mismas condiciones. Llegado el día, y ante un estadio repleto de ucranianos en las peligrosas galerias custodiadas por soldados nazis, el FC Start se preparaba para enfrentar su destino.
“Razones de peso que provocan inquietud en el seno del aparato militar nazi responsable de la zona, que manda una clara misiva a aquellos once ucranianos: “Para sobrevivir solo hay un camino, la derrota”
Seguramente Freud se hubiese dado un festín (?) analizando las vivencias de ese camarín soviético, pero no hubiese sobrevivido una vez que el árbitro y miembro de las fuerzas especiales secretas (NotadeCT: Si, el árbitro era de la SS!!) entró al vestuario. Un hombre de voz autoritaria, firme y solemne, que miraba a su alrededor con ojos de hielo y cara de perro. Se dirigió hablando en ruso:
“Soy el árbitro, respeten las reglas y saluden con el brazo en alto. Es una órden“
“Saltan al césped del copado Zenit Stadion y en formación enfrentan a una tribuna atestada por autoridades alemanas, el Start con aquella indumentaria roja que tanto incomoda, y el Flakelf con casaca blanca y pantalón negro haciendo honor a los colores de la selección alemana. Todos alzan sus brazos, en el bando alemán truena un seco ¡Heil Hitler!, pero en el bando ucraniano sus brazos bajan al pecho y resuena un atronador ¡Fizculthura! -eslogan soviético a favor la cultura física-, que sorprende a unos alemanes que comienzan a tener la sensación de que todo no está bajo su control”
Los ucranianos, con el espíritu ya inquebrantable, reacomodaron posiciones y enfrentaron al Flakelf con la intención irrenunciable de ganar, no importando el costo. Los alemanes marcaron el primer gol, pero el Start no se desesperó y continuó llegando con sus letales contragolpes, evitando en la medida de lo posible las patadas impresentables, sabiendo que el árbitro era la injusticia misma. Finalizado el primer tiempo, el Start logró revertir el marcador e irse al descanso 2-1 a favor; ante la encolerizada mirada de los generales nazis, que solo pensaban en pisotear esa maldita convicción que los hacía obviar incluso a la muerte. En el camarín, los ex cracks del Dínamo y el Lokomotiv recibieron varias “visitas” de los generales, que les “sugirieron” que bajaran las revoluciones, o derechamente no jugaran el 2do tiempo, si es que aún respetaban en algo su integridad física. Los jugadores del Start ignorando todo, salieron al campo para obtener una boleta a su favor, por sus familias, por sus compatriotas que tenían un partido aparte en las galerías, y por el honor de su país.
“Aún así golpean primero los alemanes, y nunca mejor dicho puesto que en una acción antirreglamentaria sobre Trusevych – que recibió una patada en la cabeza (!) – y mientras este se encontraba en el suelo, el Flakelf logra adelantarse en el marcador. Un gol que exasperó a los ucranianos pero que les hizo reaccionar con más orgullo si cabe, pues no estaban dispuestos a colaborar con semejante farsa. Así comenzaron a hacer lo que sabían, jugar a fútbol, y fruto de ello llegaron los goles, el primero anotado por medio de un tiro libre ejecutado por Kuzmenko. El segundo obra de Goncharenko, tras una brillante acción individual en la que ridiculizó a dos defensores alemanes antes de batir al aviador que ocupaba la meta del conjunto nazi”
Cada enganche, cada gol, cada desborde, era una bala disparada por el Start, asesinando a su enemigo lentamente. Los jugadores lo disfrutaban, vengándose del opresor de la forma más humillante posible, con un estadio que se venia abajo gritando por los rojos soviéticos que como nunca corrían cada pelota y avanzaban con un fútbol brillante hacia el arco alemán. Un 5-3 humillante, que se camuflaba gracias a los regalos invitables del árbitro corrupto. Fue ahí cuando Alexei Klimenko se graduó de crack mundial y también fue la lápida de un partido que solo unos héroes podrían haber ganado. Fue además su sentencia de muerte.
“Un contundente 5 a 3 hacía torcer el gesto de los alemanes, que perdieron de forma definitiva la paciencia tras una acción individual del habilidoso defensor ucraniano Klimenko, que emprendió un veloz carrerón en el que sorteó a varios defensores alemanes y “mató” al portero del Flakelf, pero en lugar de hacer gol se dio la vuelta y la lanzó al centro del campo como símbolo de protesta (NotadeCT: CDLHDMAF!). Una acción que propició la finalización del partido poco antes de llegar a la hora de juego ante la indignación de las autoridades alemanas”
“El estadio se vino abajo y se escuchó una ovación atronadora para el valor de los prisioneros de guerra. El comandante de ocupación alemán, Eberhardt, era insultado por un verdadero coro popular, y decidió abandonar el estadio absolutamente avergonzado”
“Fue un partido entre el Start local y el Flakelf, un encuentro lo de menos fue el resultado. Fue un partido lleno de deportividad e igualdad (?). Enhorabuena a ambos bandos” (Comentario de una radio “imparcial”)
* * Morir antes que Perder * *
Días después del histórico partido; el Tercer Reich obligó al Start a jugar ante el Rukh, equipo al que ya había goleado con anterioridad; y donde fueron amenzados de manera más explícita: “o pierden, o se mueren”. La historia no fue distinta, y los panaderos sentenciados ganaron por un expresivo 8-0, dejándosela adentro por enésima vez a los nazis, que ya no aguantaron más, y comenzaron con la persecusión. Ya en la panadería de Kordik, fueron visitados de imprevisto por la Gestapo, o policia secreta del estado; quienes capturaron y torturaron a Nikolai Korotkykh, para luego asesinarlo, aunque jamás lograron hacerle hablar sobre el nombre de sus colabores comunistas (al parecer era agente encubierto de la policia soviética). El resto una vez capturado, fue enviado a un campo de concentración de Siretz, donde fallecieron Ivan Kuzmenko ejecutado como represalia por un ataque de partisanos, Klimenko (el que no quiso hacer el 6-3 tirandola hacia atrás) y el arquero y lider Trusevych quien habría muerto con la camiseta del partido puesta, dando, como de costumbre, un grito de guerra:
“Podéis matarme a mí, podéis asesinarnos a todos, pero el deporte rojo nunca morirá!”
Solo sobrevivieron 3 futbolistas: Tyutchev, Sviridovsky y Goncharenko; este último aportando detalles importantísimos acerca del futuro que les esperaba a los 11 héroes, que injusta e inexplicablemente fueron acusados de “colaborar con el enemigo” por jugar al fútbol. Los stalinistas no consideraban a los sobrevivientes y fallecidos como héroes, sino, que casi como traidores, aún cuando eran obligados a jugar con los miembros del Tercer Reich. Una muestra de lo podrido que son los estados totalitarios, independiente de sus ideologias.
“Hasta 1959, Goncharenlo, Tyutchev y Sviridovsky, así como el resto del equipo ya fallecido del Start, tuvieron que vivir con la vergüenza de ver cómo eran repudiados por sus propios compatriotas, después de haber dado su vida por resistir al enemigo (El costo de los sobrevivientes a cambio de su silencio)”
“Mis amigos no murieron porque fueran grandes jugadores, murieron como tantos otros porque dos regímenes totalitarios se enfrentaron. Estábamos condenados a ser víctimas de una masacre a gran escala” (Makar Goncharenko, sobreviviente)
Hoy en día, los ucranianos valoran lo hecho por este equipo, y en su honor las placas conmemorativas brillan más que nunca. Porque la historia grande es para recordarla. El Dínamo de Kiev actual, es el club más laureado del pais, con mayores logros internacionales y con más títulos nacionales, incluso durante la época de la URSS. Tal vez sea un romanticismo dificil de probar, pero la historia de Start, empapó al club de una mística única, la del reconocimiento y el valor. Un legado adherido a la piel.
“A día de hoy, en Ucrania, los jugadores del FC Start son héroes de la patria, y su trágica historia forma parte del temario de los libros de texto que se estudian en los colegios de Kiev. En el estadio Zenit se mandó esculpir en mármol una placa con la siguiente leyenda: “Los deportistas que con su lucha y su honor contribuyeron a la liberación de nuestra patria y a la derrota de los invasores alemanes“
“Quienes fueron testigos de ‘El partido de la muerte‘, quienes conservan una entrada de aquel partido, el más triste de la historia, tienen asegurado, de por vida, un pase vitalicio para asistir a todos los encuentros del Dínamo de Kiev. En los escalones de la cancha hay un monumento que recuerda a los héroes del Start, el equipo al que nadie venció entre 1941 y 1942. Una foto los recuerda y la leyenda queda grabada en la frase que se lee debajo: “De la rosa sólo nos queda el nombre“
Esta es la historia del FC Start, el equipo que prefirió morir antes de vender sus valores y sus ideales; el equipo que prefirió morir antes que torcer su brazo ante los invasores.